jueves, 31 de julio de 2014

¿Cuándo afilaste tu hacha por última vez?


Seguramente alguna vez has puesto mucho empeño en conseguir un objetivo y quizás te has dado cuenta que con el paso del tiempo estabas obteniendo peores resultados, pero debido a las prisas no te has parado a pensar que es lo que está pasando, cuales con son los motivos que hacen que tu rendimiento sea inferior, lo mejor es parar, analizar y buscar soluciones.

Espero les guste el siguiente relato:

"Había una vez un leñador que se presentó a trabajar en una maderera. El sueldo era bueno, y las condiciones de trabajo, mejores aún, así que el leñador se propuso hacer un buen papel.

El primer día se presentó al capataz, que le dio un hacha y le asignó una zona del bosque. El hombre, entusiasmado, salió al bosque a talar. En un solo día cortó dieciocho árboles.

–Te felicito, sigue así –dijo el capataz.

Animado por estas palabras, el leñador se decidió a mejorar su propio trabajo al día siguiente.

 Así que esa noche se acostó temprano.

A la mañana siguiente se levantó antes que nadie y se fue al bosque. A pesar de todo su empeño, no consiguió cortar más de quince árboles.

–Debo de estar cansado –pensó. Y decidió acostarse con la puesta del sol.

Al amanecer se levantó decidido a batir su marca de dieciocho árboles. Sin embargo, ese día no llegó ni a la mitad. Al día siguiente fueron siete, luego cinco, y el último día estuvo toda la tarde tratando de talar su segundo árbol.

Inquieto por lo que diría el capataz, el leñador fue a contarle lo que le estaba pasando y a jurarle y perjurarle que se estaba esforzando hasta los límites del desfallecimiento.

 El capataz le preguntó:

–¿Cuándo afilaste tu hacha por última vez?

–¿Afilar? No he tenido tiempo para afilar: he estado demasiado ocupado talando árboles”.

Reflexión:

  Cuándo has afilado tu hacha la ultima vez?

Te suena familiar la historia, el esfuerzo y el desfallecimiento de este leñador?. No te recuerda al vértigo, la cantidad de tareas que realizas cada día solamente para llegar a casa y darte cuenta que has dejado mas tareas sin hacer en tu agenda que las que tenias al ingresar en la empresa por la mañana?

Has detenido tu ritmo frenético aun que sea por unos minutos para evaluar y analizar qué estas haciendo y por qué?. Si estas trabajando con los elementos, herramientas o recursos adecuados?. O peor aun, los estas utilizando eficientemente o solo como siempre se los utilizó en la empresa?

Conozco infinidades de pequeñas y medianas empresas que tienen sus computadores solamente para hacer lo mismo que antes realizaban a mano o con su máquina de escribir desperdiciando así, muchas ventajas que tiene el recurso. Es tu caso?

Deberías pensar, reflexionar y te invito a ello, si realmente, mantienes tu hacha afilada o simplemente talas arboles solamente en base a tu esfuerzo físico. Si así lo haces, no te sorprendas al verte exhausto, decepcionado cuando levantas la vista y ves la cantidad de trabajo que tienes por delante. Replánteate qué es lo que haces, y porqué pero también, cómo lo haces. Te aseguro que al cabo de un tiempo, tu día laboral 

(al menos) habrá cambiado.

Permítete esa licencia. Seguro que para cada uno de nosotros afilar el hacha tiene un sentido diferente. 
Algunos pensaran en la formación,
 otros en el descanso, en cambiar la forma de actuar.

 Lo que si tenemos que tener claro es que cuando obtenemos resultados inferiores a los esperados debemos analizar y descubrir cual es el verdadero problema que hace que no podamos obtener nuestros objetivos.

El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatídico. Lo que cuenta es el valor para continuar.


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