Mostrando entradas con la etiqueta Bellas Fabulas con moraleja. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Bellas Fabulas con moraleja. Mostrar todas las entradas

martes, 2 de septiembre de 2014

El perro de las dos tortas




A lo largo de los siglos, la sabiduría popular se ha ido nutriendo de refranes y fábulas maravillosas.
Lo malo es que a veces se nos olvida la moraleja de estas historias.

Un ejemplo es la fábula del perro de las dos tortas,
generalmente interpretada como
Te vas a quedar como el perro de las 2 tortas
como ??
sin una y sin otra ..!!
"no debes andar con dos mujeres a la vez porque si te sale mal las vas a perder a las dos".

¿Se acuerdan de esta fábula?

Un perro callejero acostumbraba hurgar diariamente en la basura de una tortería hasta que un día el tortero, harto de que el perrito le dejara la basura regada pero teniendo en el fondo un gran corazón, decidió mejor prepararle una torta al perro para ver si con eso el perrito se daba por satisfecho.
Así que un día, cuando apareció el perro salió el tortero,
le dio unas palmaditas y le dio una torta enorme al sorprendido animal.

El truco pareció funcionar, porque el perrito ni tardo ni perezoso salió corriendo con la torta en el hocico para buscar un lugar donde no le arrebataran la torta otros perros más grandes.
Por fin llegó al remanso de un arroyo donde pensó que había suficiente privacidad como para poderse comer la torta.

Sin embargo, al aproximarse al río vio sorprendido que desde el agua lo miraba atentamente otro perrito parecido a él,
quien también tenía una torta en el hocico. Entonces pensó...
si le quito la torta a ese perro ahora que está distraído, no sólo voy a tener una torta sino que voy a poder comerme dos.
Se ve grande esa torta...
a lo mejor hasta está más sabrosa que la mía.
 Se la voy a arrebatar.

Entonces el perro abrió el hocico para tratar de quitarle su torta al otro perro, dando como resultado que la torta cayera al río y fuera arrastrada por la corriente, dejando al hambriento y sorprendido perro sin nada.

La verdadera moraleja de la fábula del perro de las dos tortas es:
si dejas que te ciegue la ambición y quieres abarcar más de lo que puedes, puede que en vez de ganar el doble acabes por perder lo todo.

Interesante, ¿no les parece?


jueves, 31 de julio de 2014

La Rosa y El Sapo


Había una vez una rosa roja muy hermosa y bella. Que maravilla al saber que era la rosa mas bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos.


Un día se dio cuenta de que al lado de ella siempre había un sapo grande y oscuro y que era por eso que nadie se acercaba a verla de cerca. Indignada ante lo descubierto le ordeno al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo: Esta bien, si así lo quieres. Poco tiempo después el sapo paso por donde estaba la rosa y se sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces: Vaya que te ves muy mal. ¿Que te paso? La rosa contesto Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual. El sapo solo contesto, Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la mas bella del jardín.

Moraleja:
Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos mas que ellos, mas bellos o simplemente que no nos "sirven" para nada.. Dios no hace a nadie para que este sobrando en este mundo, todos tenemos algo especial que hacer, algo que aprender de los demás o algo que enseñar, y nadie debe despreciar a nadie. No vaya a ser que esa persona nos haga un bien del cual ni siquiera estemos conscientes.

La Caña y el Roble, ejemplo de flexibilidad.

Cuenta la fábula que al borde de un lago crecieron a la vez un roble y una caña. 
El tiempo pasó y el roble se hizo grande y fuerte.
 A menudo miraba la caña y le decía: 
“Mira lo pequeña y débil que eres. No aguantas nada de peso. 

La menor brisa te hace doblarte hasta rozar el agua. Me das pena. Ni la más fuerte de las tormentas podría romperme. Ni siquiera sé porque estoy hablando contigo. Deberías sentirte muy halagada.”


A la caña le daba mucha pena ver como el roble se había convertido en un ser presumido y soberbio. Un día llegó una tormenta muy fuerte. Enseguida la caña se dobló, mientras el roble luchaba con todas sus fuerzas para mantenerse en pie. Durante un tiempo lo consiguió, pero el tiempo empeoró y la tormenta se convirtió en un tornado.

 La fuerza del viento fue tal que arrancó el roble. Cuando el temporal amainó, unos leñadores aparecieron y lo cortaron en unas horas.


La caña, triste por su vecino, pensó: 


“Me doblo, pero no me rompo. Que pena que tanta soberbia y vanidad le hayan llevado hacia tal extremo”.


La flexibilidad te permite distinguir oportunidades, vislumbrar nuevos caminos, saborear lo diferente, descubrir lo desconocido.

El precio del éxito es trabajo duro, dedicación y la aceptación de que si ganamos o perdemos nos hemos esforzado al máximo para alcanzar nuestro objetivo.

Esta fábula nos hace pensar que en los momentos que estamos pasando, la flexibilidad es importante, nadie por muy fuerte que parezca tiene asegurado un puesto. Ya sabes antes de que comience a soplar el viento, evoluciona, modifica tus costumbres, prepárate, formate y sobre todo busca alternativas al posible tornado.




miércoles, 30 de julio de 2014

El perrito, la pantera y el mono

Un señor va de cacería al África y lleva a su perrito. Un día, el perrito se aleja del grupo, se extravía y comienza a vagar solo por la selva. 

En eso ve a lo lejos que viene una pantera enorme a toda carrera.



Al ver que la pantera lo va a devorar, piensa rápido qué hacer.


En eso ve un montón de huesos de un animal muerto y empieza a mordisquearlos.

Cuando la pantera está a punto de atacarlo, el perrito dice:

- ¡¡¡Ah, qué rica pantera me acabo de comer!!!

La pantera lo alcanza a escuchar y frenando en seco, gira y sale despavorida pensando:

¿Quién sabe qué animal será ese.


 A ver si me come a mí

también ??!



Un mono que andaba trepado en un árbol cercano, oyó y vio la escena... Sin más salió corriendo tras la pantera para contarle cómo la había engañado el perrito:

'¡Boba pantera. Esos huesos ya estaban ahí! Además, es sólo un simple perrito!'

La pantera, enfadada, sale corriendo a buscar al perrito con el mono montado en el lomo. 


El perrito ve a lo lejos que viene nuevamente la pantera con el mono y se da cuenta de que este último había ido con el chisme.



¿Y ahora qué hago? - piensa todo asustado. Entonces, en vez de salir corriendo, se queda sentado dándoles la espalda, como si no los hubiera visto, y cuando la pantera estaba cerca de atacarlo de nuevo, el perrito exclama:


¡¡¡ Este ayudante de mono, hace como media hora que lo mandé a traerme otra pantera y todavía no aparece!!! De nuevo la pantera frena en seco, gira y sale despavorida, claro, no sin antes desquitar su ira y su hambre con el mono.


A tener en cuenta:

Procura ser imaginativo y buscar soluciones como el PERRITO, La imaginación es la herramienta más eficaz y maravillosa, sólo para aquellos que la utilizan.

Evita ser malvado como la PANTERA.

Y nunca, pero nunca! seas un chismoso como el MONO, ya ves nunca acaban bien.

Consejo:
Si quieres ver un árbol, ve al valle,, 

si quieres ver el valle, ve a una montaña, 
si quieres ver la montaña, sube a las nubes, 
pero si quieres verlo todo, cierra los ojos y piensa.


Si quieres saber qué clase de amigos tienes, pídeles un favor.


Nadie había llamado jamás vanidosa a la liebre, pero tantos animales le habían dicho que era el mejor de sus amigos, que no se la podía censurar porque se sintiera un poco orgullosa de sí misma.



Una alegre mañana de sol, decidió visitar a algunos de sus doscientos hijos.

 Salió temprano y atravesó, dando saltos, los bosques, hasta que, de improviso, le cayó encima una rama y le magulló una de las patas traseras.
La magulladura no era grave y sólo había una razón para que la inquietara. Al día siguiente, la gente del pueblo venía a cazar a los bosques y, para huir de sus sabuesos, ella tendría que mostrarse más despierta y ágil que nunca. Avanzó renqueando algunos pasos y, después de sentarse, se rascó pensativa la oreja. Empezó a sospechar que algo no andaba demasiado bien.
-¿Por qué ha de huir para salvar su vida un ser tan popular como yo, en las condiciones en que me encuentro?
 -se preguntó, frunciendo su móvil hociquillo
-Esa idea es sencillamente estúpida. Felizmente, tengo excelentes amigos que me ayudarán gustosos a salir del paso.
Se levantó en el acto y fue renqueando hasta una pradera, donde halló a su buen amigo el caballo.
-Buenos días, hermano caballo -dijo-. Estoy en dificultades. Mañana, como sabes, es el día de la cacería, y con la magulladura que tengo en la pierna me costará librarme de los sabuesos. 
¿Me dejarías montar sobre tu lomo?
-Ya sabes que yo accedería gustosamente -dijo el caballo-.
 Pero, en realidad, tengo que trabajar durante todo el día para mi amo. 
De todos modos, eso no tiene por qué preocupar a una persona tan atrayente como tú. Recibirás ayuda, estoy seguro…

 ¡Mucha ayuda!
La liebre necesitó largo tiempo para su paseo. La pata le dolía mucho y le alegró encontrarse con el toro. Sin detenerse a tomar aliento, le contó su historia.
-Con tus filosos cuernos -dijo podrías mantener a raya a toda una jauría de sabuesos y, además, ahuyentar a los cazadores.
-Sí, pero… eso me parece difícil ?-respondió el toro-. Por desgracia, he prometido a un amigo que visitaría mañana a su familia.
-Comprendo -dijo rápidamente la liebre-. No pienses más en eso.
-Días pasados, vi a tu amiga la cabra montés -insinuó el toro-. Es probable que le alegre ayudarte.
La liebre necesitó largo tiempo para encontrar a la cabra; pero, finalmente, lo consiguió y le repitió su historia.
-Ya sabes cuáles son los sentimientos que me inspiras -dijo la cabra montés-. Yo haría cualquier cosa por una amiga como tú. Pero me siento tan mal que te sería completamente inútil. No puedo imaginar de qué se trata -y la cabra meneó su peluda cabeza-. Quizá se deba a algo que he comido y me ha sentado mal.
Esa misma tarde, la liebre visitó al asno, a su viejo amigo el buey y hasta a un oso al que había salvado la vida en cierta ocasión. Todos ellos se mostraron ansiosos de ayudarla, pero daba la casualidad de que estaban mucho más atareados que antes.
La liebre volvió a su casa, renqueando penosamente. Al anochecer, reunió a su alrededor a veinte o más de sus hijos. Había descubierto una verdad tan grande y tan amarga. que sentía la necesidad de compartirla con su familia.
-Si queréis saber qué clase de amigos tenéis, pedidles un favor -les dijo-. 
¡Entonces, lo sabréis!

Las dos ranas y el balde con leche


Sucedió una vez que dos ranitas salieron a dar un paseo. 
Como hacían a menudo, recorrían los prados que rodeaban su charca saltando alegremente. 
Hasta que un día sucedió algo totalmente inesperado:
 tras un salto ni más ni menos largo cayeron dentro de un balde que el vaquero había olvidado cerca del establo y que aún guardaba bastante leche.
Al principio las ranitas no comprendían qué había sucedido, incluso encontraban divertida la situación. 
Pero pronto se dieron cuenta que aquello se estaba convirtiendo en una trampa:
 por mucho que se esforzaban por salir del cubo, las paredes metálicas eran demasiado lisas y el borde quedaba demasiado alto. 
Y así lo único que podían hacer era nadar y nadar para no ahogarse en la leche.
Pero el tiempo pasaba y el cansancio se apoderaba de ellas. 
¿Te has dado cuenta de que nunca vamos a salir de aquí?,
 le dijo la ranita mayor a la más joven. 
Nuestras patitas no podrán soportarlo mucho tiempo y me temo que nunca saldremos de ésta. Moriremos aquí.
No importa, respondió la otra ranita. 
No podemos hacer otra cosa que nadar. 
Nada y no te lamentes.
 Conserva tus fuerzas.
Y las ranitas siguieron nadando y nadando y nadando sin descanso. 
Al cabo de unas horas, la ranita mayor volvió a quejarse: 
Nunca saldremos de aquí, éste será nuestro final. Me duelen las ancas y ya casi me es imposible seguir nadando. 
En verdad ha llegado nuestro fin. 
A lo que la ranita pequeña respondió: 
Nada y calla; 
no pierdas la esperanza
Simplemente confía y sigue luchando.

Y así siguieron, nadando y nadando; 
pero el tiempo pasaba y sus fuerzas menguaban, pues no paraban de dar vueltas, una detrás de la otra, concentradas en el movimiento de sus patitas y en mantener la cabeza fuera del líquido.
No puedo más, volvió a quejarse la ranita mayor, De verdad te digo que ya no puedo más. 
Ya no siento las ancas,
 ya no sé si las muevo o no. 
No veo bien y no sé hacia dónde me muevo. 
Ya no sé nada.
Continúa nadando, replicó la otra ranita. 
No importa cómo te sientas, no pienses siquiera en ello. 
Sigue adelante, continúa.
Sacaron fuerza de flaqueza y siguieron nadando y nadando. 
Por poco tiempo, pues la rana mayor pronto cejó en el empeño y con apenas un aliento de voz susurró:
Es inútil.
 No tiene ningún sentido seguir luchando. 
No entiendo qué estamos haciendo, por qué he de seguir nadando. Nunca podremos escapar.
¡Nada, nada! ¡Sigue nadando!
Y aún reunieron fuerzas para nadar unos instantes más…,
 hasta que la ranita mayor, extenuada, abandonó y murió ahogada. 
Y también la ranita más joven sintió la tentación de abandonar la lucha, de dejarse vencer y acabar con aquello, pero siguió nadando y nadando mientras se repetía a sí misma: Nada, nada. Un poco más, sólo un poco más. Continúa nadando. ¡Nada! ¡Nada!
Pero el tiempo pasaba y la ranita se sentía cada vez más débil. Le dolían las ancas, todo el cuerpo le dolía, pero ella seguía nadando, nadando, moviendo sin cesar sus pequeñas extremidades.
Y de pronto sucedió algo sorprendente. 
Bajo sus patitas empezó a notar algo de mayor consistencia que la leche, algo sólido, así que reunió las últimas fuerzas que le quedaban, se apoyó en aquella masa y saltó…
 justo por encima del borde del balde, para ir a parar a la seguridad del prado.
¡Con el movimiento continuo de sus patitas la leche había empezado a convertirse en mantequilla! 
Y la consistencia de la mantequilla le había ofrecido un punto de apoyo desde el que saltar.

Reflexiones:
La contrariedad no es una piedra en tu camino. Depende de ti transformarla en un escalón que te permita subir más arriba.

Nuestra mayor debilidad reside en que tendemos a abandonar. La manera más segura de lograr los objetivos siempre es intentarlo una vez más.

En la vida tenemos que seguir intentado conseguir nuestros objetivos, no sabemos lo cerca que estamos de conseguirlo la única forma de saberlo es seguir hasta el final. 

No hay que parar de nadar sobre los problemas que nos podemos encontrar,
seguro que tenemos que dedicar esfuerzos,
 pero conseguiremos lo que nos propongamos. Confía en ti, eres tu mejor aliado.

viernes, 25 de julio de 2014

No seas gallina


Cuando nacemos todos tenemos dones que dependiendo de factores como el ambiente en que nos movemos, inquietudes, ambiciones a las que aspiramos, hace que seamos gallinas o águilas, inténtalo, muévete, evoluciona, seguro que si lo intentas serás águila y quien sabe, igual águila Real.
Te dejo esta fábula, para que reflexiones.
Era una vez un campesino que fue al bosque cercano a atrapar algún pájaro con el fin de tenerlo cautivo en su casa.
 Consiguió atrapar un aguilucho.
 Lo colocó en el gallinero junto a las gallinas. Creció como una gallina.
Después de cinco años, ese hombre recibió en su casa la visita de un naturalista. 
Al pasar por el jardín, dice el naturalista: 
“Ese pájaro que está ahí, no es una gallina
Es un águila.”
“De hecho”, dijo el hombre. “Es un águila. Pero yo la crie como gallina
Ya no es un águila
Es una gallina como las otras.
“No, respondió el naturalista”. 
Ella es y será siempre un águila
Pues tiene el corazón de un águila
Este corazón la hará un día volar a las alturas”.
“No, insistió el campesino.
 Ya se volvió gallina y jamás volará como águila”.
Entonces, decidieron, hacer una prueba. 

El naturalista tomó al águila
la elevó muy alto y, desafiándola, dijo: 
“Ya que de hecho eres un águila
ya que tú perteneces al cielo y no a la tierra, entonces, abre tus alas y vuela!”
El águila se quedó, fija sobre el brazo extendido del naturalista.
 Miraba distraídamente a su alrededor.
 Vio a las gallinas allá abajo, comiendo granos.
 Y saltó junto a ellas.
El campesino comentó.
 “Yo lo dije, ella se transformo en una simple gallina”.
“No”, insistió de nuevo el naturalista, 
“Es un águila”.
 Y un águila, siempre será un águila
Vamos a experimentar nuevamente mañana.
Al día siguiente, al naturalista subió con el águila al techo de la casa. 
Le susurró: 
Águila, ya que tú eres un águila,
 abre tus alas y vuela!”.
Pero cuando el águila vio allá abajo a las gallinas picoteando el suelo, saltó y fue a parar junto a ellas.
El campesino sonrió y volvió a la carga:
“Ya le había dicho, se volvió gallina”.
“No”, respondió firmemente el naturalista. 
“Es águila y poseerá siempre un corazón de águila
Vamos a experimentar por última vez. 
Mañana la haré volar.
Al día siguiente, el naturalista y el campesino se levantaron muy temprano. 
Tomaron el águila, la llevaron hasta lo alto de una montaña. 
El sol estaba saliendo y doraba los picos de las montañas.
El naturalista levantó el águila hacia lo alto y le ordenó:
 “Águila, ya que tú eres un águila, ya que tu perteneces al cielo y no a la tierra, 
abre tus alas y vuela”.
El águila miró alrededor. 
Temblaba, como si experimentara su nueva vida, pero no voló. 
Entonces, el naturalista la agarró firmemente en dirección al sol, de suerte que sus ojos se pudiesen llenar de claridad y conseguir las dimensiones del vasto horizonte.
Fue cuando ella abrió sus potentes alas
Se irguió soberana sobre sí misma. 
Y comenzó a volar volar hacia lo alto y a volar cada vez más a las alturas. 
Voló
Y nunca más volvió.

Moraleja:
En la vida hay que descubrir lo que eres y a donde puedes llegar y solo se puede comprobar si lo intentas.

miércoles, 23 de julio de 2014

La Fabula del Sapo

Se realizó una competencia de Sapos.
El objetivo era llegar a lo alto de una Montaña.
La expectativa fue tal, que se junto una gran multitud en las gradas.
A las pocas horas de iniciada la competencia, los avances eran muy pobres, entonces la multitud creyó que nadie lograría alcanzar la cima, se comenzó a escuchar:
¡¡Qué pena!!
Esos sapos no lo van a conseguir...
Los sapos comenzaron a desistir.
Pero había uno que persistía y continuaba subiendo en busca de la cima.
La multitud continuaba gritando:
¡¡Que pena!!
¡¡No lo va a conseguir...!!
Y los sapitos estaban dándose por vencidos, salvo por aquel sapito que seguía y seguía tranquilo, ahora cada vez con más fuerza.
Ya llegando al final de la competencia, todos desistieron, menos aquel sapito que curiosamente, en contra de todos, seguía.
Pudo llegar a la cima con todo su esfuerzo.
Los otros querían saber qué le había pasado o como lo había logrado.
Un sapito le fue a preguntar cómo él había conseguido concluir la prueba.
Y descubrieron que...
 ¡era sordo!
No permitas que personas con pésimos hábitos de ser negativos, derrumben las mejores y las más sabias esperanzas de tu corazón.
Recuerda siempre el poder que tienen las palabras que escuchas o lo que veas. Por lo tanto,
preocúpate siempre por ser POSITIVO!

MORALEJA:

Se siempre “sordo” cuando alguien te dice que no puedes realizar tus sueños.




lunes, 21 de julio de 2014

La liebre y la tortuga




Una tortuga y una liebre siempre discutían sobre quién era más rápida. Para dirimir el argumento, decidieron correr una carrera.
Eligieron una ruta y comenzaron la competencia. 
La liebre arrancó a toda velocidad y corrió enérgicamente durante algún tiempo. 
Luego, al ver que llevaba mucha ventaja, decidió sentarse bajo un árbol para descansar un rato, recuperar fuerzas y luego continuar su marcha.
 Pero pronto se durmió. La tortuga, que andaba con paso lento, la alcanzó, la superó y terminó primera, declarándose vencedora indiscutible.
REFLEXIÓN: 
Los lentos y estables ganan la carrera.
Pero la historia no termina aquí: La liebre, decepcionada tras haber perdido, hizo un examen de conciencia y reconoció sus errores. 
Descubrió que había perdido la carrera por ser presumida y descuidada. Si no hubiera dado tantas cosas por supuestas, nunca la hubiesen vencido.
Entonces, desafió a la tortuga a una nueva competencia. Esta vez, la liebre corrió de principio a fin y su triunfo fue evidente.
REFLEXIÓN: 
Los rápidos y tenaces vencen a los lentos y estables.
Pero la historia tampoco termina aquí: Tras ser derrotada, la tortuga reflexionó detenidamente y llegó a la conclusión de que no había forma de ganarle a la liebre en velocidad. Como estaba planteada la carrera, ella siempre perdería. Por eso, desafió nuevamente a la liebre, pero propuso correr sobre una ruta ligeramente diferente. 

La liebre aceptó y corrió a toda velocidad, hasta que se encontró en su camino con un ancho río. Mientras la liebre, que no sabía nadar, se preguntaba "¿qué hago ahora?", la tortuga nadó hasta la otra orilla, continuó a su paso y terminó en primer lugar.

REFLEXIÓN:
 Quienes identifican su ventaja competitiva
 (saber nadar) y cambian el entorno para aprovecharla, llegan primeros.

Pero la historia tampoco termina aquí:
 El tiempo pasó y tanto compartieron la liebre y la tortuga, que terminaron haciéndose buenas amigas. Ambas reconocieron que eran buenas competidoras y decidieron repetir la última carrera, pero esta vez corriendo en equipo. 

En la primera parte, la liebre cargó a la tortuga hasta llegar al río. Allí, la tortuga atravesó el río con la liebre sobre su caparazón y, sobre la orilla de enfrente la liebre cargó nuevamente a la tortuga hasta la meta. Como alcanzaron la línea de llegada en un tiempo récord, sintieron una mayor satisfacción que aquella que habían experimentado en sus logros individuales.

REFLEXIÓN:
 Es bueno ser individualmente brillante y tener fuertes capacidades personales.

Pero, a menos que seamos capaces de trabajar con otras personas y potenciar recíprocamente las habilidades de cada uno, no seremos completamente efectivos.

Siempre existirán situaciones para las cuales no estamos preparados y que otras personas pueden enfrentar mejor.

La liebre y la tortuga también aprendieron otra lección vital:
Cuando dejamos de competir contra un rival y comenzamos a competir contra una situación, complementamos capacidades, compensamos defectos, potenciamos nuestros recursos...y obtenemos mejores resultados!
"Para ser exitoso no tienes que hacer cosas extraordinarias. Haz cosas ordinarias, extraordinariamente bien."

lunes, 7 de julio de 2014

Corazón De Ratón.



Cuenta una antigua fábula india que había un RATÓN que estaba siempre angustiado, porque tenía miedo al gato.
Un mago se compadeció del él y lo convirtió en un gato.
Pero entonces empezó a sentir miedo del perro.
De modo que el mago lo convirtió en perro...
Luego empezó a sentir miedo de la pantera, y el mago lo convirtió en pantera.
Con lo cual empezó a temer al cazador.
Llegado a este punto, el mago se dio por vencido y volvió a convertirlo en ratón
diciéndole:
“Nada de lo que haga por ti va a servirte de ayuda, porque siempre tendrás el corazón de un ratón”.
Porque el ratón no pierde sus miedos al convertirse en gato o en pantera, si sigue conservando su pequeño corazón de ratón y conservando sus miedos y mientras el interior no esté dispuesto a cambiar o a ser lo que es,
 da igual la coraza de fuera .

Anthony de Mello

El Paraíso Perdido y el Valor de lo que Tenemos.

La historia de Adán y Eva en el paraíso no solo es un relato bíblico, también es un espejo de nuestra vida diaria. Ellos lo tenían todo: abu...