miércoles, 27 de agosto de 2014

La sopa de piedras

La fábula de la sopa de piedra trata sobre la cooperación frente a la escasez.


Hubo una vez, hace muchos años, un país que acababa de pasar una guerra muy dura.


Como es sabido, las guerras traen consigo rencores, envidias, muchos problemas, muchos muertos, y mucha hambre.
La gente no puede sembrar, no hay harina, ni pan.
Cuando este país terminó la guerra, y estaba destrozado, llegó al pueblo un soldado agotado, harapiento y muerto de hambre.
Era muy alto y delgado.
Estaba tan hambriento, llegó a una casa, llamó a la puerta, y cuando salió la dueña le dijo:
Señora,
¿No tiene un pedazo de pan para este soldado que viene muerto de hambre de la guerra?
La mujer lo mira de arriba abajo y le dice:
Pero, ¿Estás loco?
¿No sabes que no hay pan, que no tenemos nada? ¿Cómo te atreves?

Pobre soldado. Prueba fortuna en una y otra casa, haciendo la misma petición, y recibiendo a cambio, peor respuesta y peor trato.
El soldado cas desfallecido, no se dio por vencido.
Cruzó el pueblo de punta a punta, y llegó al final, donde está el lavadero público.
Halló unas cuantas muchachas y les dijo:
Muchachas,
 ¿No han probado todavía el guiso de piedras que yo hago?
Las muchachas se rieron y se burlaron de él diciéndole,
 ¿Una sopa de piedras?
No hay dudas que estás loco, ja ja ja.
Pero había unos niños que miraban de lejos, ellos se acercaron al soldado, cuando este se marchaba decepcionado, y le dijeron:
Soldado,
¿te podemos ayudar?
Claro que si, necesito una muy olla grande, un puñado de piedras, agua y leña para hacer fuego.
Rápidamente los chicos fueron a buscar lo que el soldado les había pedido.
Enciende el fuego, pone la olla, la llena de agua, lava bien las piedras y las hecha en el agua, luego esperan hasta que el agua comienza a hervir.
Entonces los niños, impacientes, le dicen, ¿Podemos probar la sopa?,
 esperen, esperen, dice el soldado.
Acto seguido, el soldado prueba la sopa y dice:
¡Mmmm…..ahhh!
¡Qué buena que está, pero le falta un pizca de sal!
Enseguida un niño grita, ¡en casa hay! ¡espera que la traigo!
La trajo, y el soldado la echó en la olla.
Al poco tiempo, volvió a probar la sopa.
¡Mmmm…..que rica está!
Aunque en realidad le falta un poco de tomate.
Uno de los niños llamado Luis dijo, en casa hay,
 fue hasta su casa y trajo algunos tomates.
Acto seguido, el resto de los niños salieron para sus casas, volvieron al ratito, trayendo papas, un pedazo de carne cebollas, arroz, hasta un trozo de pollo.
Así, de a poco, se llenó la olla, y el soldado lo dejaba de revolver la olla y de tanto en tanto, probar la sopa.
¡Mmmm……. Qué buena que está, que rica!
Es el mejor guiso de piedras que he hecho en mi vida.
Vayan, vayan, avisen a la gente del pueblo que vengan, hay sopa para todos.
Díganle que traigan cubiertos y platos.
Repartió la sopa y alcanzó para todo el pueblo.
Ellos muy avergonzados, reconocieron, que si bien era verdad que no tenían pan, juntos podían tener comida para todos.
Y desde aquel día, gracias al soldado hambriento que les preparó el guiso de piedras aprendieron a compartir todo lo que tenían.

 “Más bienaventurado es dar que recibir”

En los momentos difíciles es donde se conoce la bondad del corazón.

Aún en los peores tiempos debe existir la bondad dentro de cada ser, para estar preparados para ayudar a los demás.

“De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan”.


Que diferente sería la vida de la iglesia, si hiciéramos las cosas como nos pide el Señor,
la comunión sería completamente diferente,
habría más cabezas para pensar, más corazones para sentir, más manos para servir, más herramientas que en las manos de Dios, pueden ser una gran bendición.

Con la cooperación se alcanzan resultados notables, aun cuando se parta de contribuciones pequeñas, o incluso insignificantes. Esta es la fuerza milagrosa que tiene el COMPARTIR. Cada uno podemos poner alguna de nuestras virtudes al servicio de los demás y el resultado puede ser espectacular.

Que diferente sería todo, si tan solo hiciéramos lo que tenemos que hacer.
Por lo menos podemos pensarlo,
 ¿Verdad?
 Dios les bendiga.


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