Los introyectos o creencias
que pueden arruinar tu vida
Los“Introyectos” son:
verdades de otros que hacemos nuestras y tomamos como ciertas. Con los "deberías", también llamados "introyectos" la persona aprende a pensar y actuar de manera distinta a como siente y desea.
Los introyectos dan a la persona una vivencia de culpa, o vergüenza, lo cual produce inestabilidad y violencia.
Perls consideraba que el proceso de asimilación de los alimentos es muy parecido al modo en el que asimilamos psicológicamente.
Así, conceptos, patrones de conducta, valores, tienen que ser digeridos para convertirse en partes nuestras integradas que forman parte de nuestra personalidad.
Si aceptamos todo lo procedente del exterior sin críticas, entonces permanecen dentro de nosotros sin digerir, como cuerpos extraños. Todos estos valores, patrones, etc., sin asimilar, se denominan introyectos y el proceso mediante el que incorporamos estos elementos del exterior sin pasar por nuestra conciencia se denomina introyección.
Imagina que vas a comerte una manzana,
si la masticas con cuidado hasta deshacerla en tu boca para poder pasarla sin dificultad, te sabrá bien, podrás digerirla y nutrirte con ella.
Pero si por el contrario te la tragas completa o a con trozos muy grandes sin masticarla o masticándola apenas, lo más seguro es que termines atragantándote.
si la masticas con cuidado hasta deshacerla en tu boca para poder pasarla sin dificultad, te sabrá bien, podrás digerirla y nutrirte con ella.
Pero si por el contrario te la tragas completa o a con trozos muy grandes sin masticarla o masticándola apenas, lo más seguro es que termines atragantándote.
De la misma manera ocurre con las ideas o con las creencias:
si te las tragas enteras y sin masticarlas o sin masticarlas lo suficiente, terminarán haciéndote mucho daño, para evitar que esto pase, es necesario detenerse a reflexionar en ellas,
que sería similar a masticar la manzana.
si te las tragas enteras y sin masticarlas o sin masticarlas lo suficiente, terminarán haciéndote mucho daño, para evitar que esto pase, es necesario detenerse a reflexionar en ellas,
que sería similar a masticar la manzana.
Desarrollar la capacidad de raciocinio
Desafortunadamente los niños no tienen aún tan desarrollada la capacidad para razonar o no se les ha enseñado a reflexionar sobre las cosas adquiriendo el hábito de tragarse todo lo que les dicen.
Así, cuando son muy pequeños,
aceptan todo lo que sus padres les dicen sin cuestionarlo y, más adelante, lo que otros adultos como los tíos, los abuelos, los maestros o los curas les dicen.
Mientras más fuerte sea el vínculo del niño con la persona, más probable es que acepte lo que le dicen y lo introyecte como una verdad absoluta, sin cuestionarla.
aceptan todo lo que sus padres les dicen sin cuestionarlo y, más adelante, lo que otros adultos como los tíos, los abuelos, los maestros o los curas les dicen.
Mientras más fuerte sea el vínculo del niño con la persona, más probable es que acepte lo que le dicen y lo introyecte como una verdad absoluta, sin cuestionarla.
Un niño acepta las ideas y las creencias de esta forma porque vienen de las personas que ama y en quien confía incondicionalmente como si se tratara de verdades sagradas. Pero esto muchas veces no es así, al contrario, esas ideas puede que no le sean siempre útiles o que contribuyan a hacerlo feliz aunque la intención de los adultos que se las inculcaron haya sido buena.
Peor aún, con demasiada frecuencia esas creencias son la causa y razón de su infelicidad y ni siquiera se le ocurre confrontarlas aunque la persona tenga ya 50 años o más, sigue aceptándolas como cuando era niño eludiendo su responsabilidad de adulto y transmitiéndolas a sus propios hijos y estos a los suyos, hasta el infinito, hasta que, en algún momento, uno de ellos se niegue a creerlas solamente porque sí y se atreva a cuestionarlas.
Hay una anécdota que se ha vuelto muy popular que describe muy bien esto.
No sé si será real, pero nos ayuda a comprender como funcionan estás creencias o ideas absurdas que en Gestalt llamamos “introyectos”.
La historia es la siguiente:
No sé si será real, pero nos ayuda a comprender como funcionan estás creencias o ideas absurdas que en Gestalt llamamos “introyectos”.
La historia es la siguiente:
Un marido observa como su joven esposa está preparando la cena y ve como ella corta los dos extremos de un gran trozo de carne y lo pone en la sartén. Él se sorprende de ver cómo ella se deshace, sin pensarlo, de los dos pedazos que cortó aún estando en perfecto estado.
-¿Por qué cortas esos trozos?
Ella lo mira y levanta los hombros como restándole importancia y le responde:
-Porque así tiene que ser.
Al joven esposo no le convence esa explicación e insiste:
-¿Cómo que porque así tiene que ser?
No entiendo. Esa carne está buena.
No comprendo por qué la tienes que desechar.
No entiendo. Esa carne está buena.
No comprendo por qué la tienes que desechar.
- ¡Porque eso hacía mi madre! ¡Así es la receta!
El marido, inconforme, acude con su suegra y también la cuestiona en relación a cortar los extremos del lomo.
La suegra le contesta lo mismo que la esposa:
La suegra le contesta lo mismo que la esposa:
- Así es la receta, es como lo hacía mi madre.
Entonces el marido va con la abuela de su esposa y le pregunta:
- ¿Usted me puede dar una razón válida de por qué hay que cortarle los extremos al lomo para cocinarlo?
- Bueno – dice la abuela – la razón yo lo hacía porque mi horno de antes era muy pequeño y sólo así lograba meter el recipiente con la carne.
Ejemplos como este los vemos todo el tiempo.
En algún momento de la vida de alguien una cosa pudo ser cierta o razonable, pero cuando otros las heredan, pueden ser creencias totalmente absurdas que se siguen utilizando cuando ya no son necesarias o resultan obsoletas fuera de su contexto original.
En algún momento de la vida de alguien una cosa pudo ser cierta o razonable, pero cuando otros las heredan, pueden ser creencias totalmente absurdas que se siguen utilizando cuando ya no son necesarias o resultan obsoletas fuera de su contexto original.
¿Cuáles pueden ser esas creencias obsoletas?
Hay miles de ideas que siguen vigentes a pesar de que han sido cuestionadas por muchos y se ha demostrado su invalidez. Una de ellas, por ejemplo,
es la idea de que la homosexualidad es pecado,aberración, enfermedad.
De nada ha servido que la ciencia y muchos otros psicólogos y hombres de ciencia hayan argumentado y demostrado la falsedad de esta creencia. A la iglesia, por ejemplo, le tiene sin cuidado lo que la psicología o la medicina digan a favor de la homosexualidad y sigue predicando sus sermones sin sentido, en contra de la homosexualidad, de manera irresponsable.
es la idea de que la homosexualidad es pecado,aberración, enfermedad.
De nada ha servido que la ciencia y muchos otros psicólogos y hombres de ciencia hayan argumentado y demostrado la falsedad de esta creencia. A la iglesia, por ejemplo, le tiene sin cuidado lo que la psicología o la medicina digan a favor de la homosexualidad y sigue predicando sus sermones sin sentido, en contra de la homosexualidad, de manera irresponsable.
Pero lo más grave es que los padres, las familias y las sociedades enteras se niegan a cuestionar lo que la autoridad de la iglesia les impone como verdad,
independientemente de que otros con igual o más autoridad en este tema han demostrado que la condición homosexual es algo normal en los seres humanos y no tiene nada de patológico ni de aberrante.
independientemente de que otros con igual o más autoridad en este tema han demostrado que la condición homosexual es algo normal en los seres humanos y no tiene nada de patológico ni de aberrante.
Sin meterme muy a fondo quiero mencionar algunas otras creencias sociales que han permanecido a lo largo de muchos años, e incluso siglos, haciendo más daño que bien a las personas en particular y a las sociedades enteras en lo general:
- Que los hombres son mejores que las mujeres.
- Que los sentimientos son malos.
- Que hay razas superiores a otras.
- Que las diferencias entre las personas son malas.
- Que las guerras son necesarias.
- Que la iglesia no se equivoca.
- Que dos hombres o dos mujeres no se pueden amar.
- Que una pareja de homosexuales no pueden ser padres de un niño.
- Que tener dinero vuelve mala a una persona.
- Que para salir adelante hay que pasar por encima de otros.
- Que es bueno competir y demostrar ser el mejor en lugar de buscar la colaboración.
- Que hay que ser individualistas.
- Que es malo sentir las emociones y los sentimientos.
- Que la terapia es para locos.
La lista podría ser tan grande que no acabaríamos nunca. Mi propósito es hacer conciencia de cómo construimos la realidad a través una enorme caja de creencias que no están en otra parte que en el interior de nuestra cabeza.
Que si fuéramos capaces de cuestionarlas, una realidad infeliz y dolorosa podría transformarse en una realidad más tranquila, satisfactoria y feliz.
Que si fuéramos capaces de cuestionarlas, una realidad infeliz y dolorosa podría transformarse en una realidad más tranquila, satisfactoria y feliz.
¿Como superar las creencias limitantes?
Si una creencia te funciona, utilízala, si no te funciona para alcanzar lo que deseas, cámbiala.
Y es verdad, no tenemos porqué seguir basándonos en las creencias que bloquean nuestro crecimiento y que nos hacen infelices.
La realidad es que lo que puede serle muy bien a algunos, pueden generar muchas dificultades a otros y lo que nos pudo haber funcionado en un momento, puede no ser bueno en otro.
Y es verdad, no tenemos porqué seguir basándonos en las creencias que bloquean nuestro crecimiento y que nos hacen infelices.
La realidad es que lo que puede serle muy bien a algunos, pueden generar muchas dificultades a otros y lo que nos pudo haber funcionado en un momento, puede no ser bueno en otro.
Hay otros autores que llaman a las creencias en general “absurdos”.
No importa si la creencia es útil o no, no debemos dejar de verlas como absurdos, es decir, como ideas, pues no hay una creencia que pueda considerarse una verdad absoluta ni en el tiempo ni en el espacio.
No importa si la creencia es útil o no, no debemos dejar de verlas como absurdos, es decir, como ideas, pues no hay una creencia que pueda considerarse una verdad absoluta ni en el tiempo ni en el espacio.
Todas dependen del contexto en el que se utilicen, pero si las tomábamos como verdades absolutas, que no se pueden cuestionar, seguramente llegará el momento en que nos metan en problemas o nos hagan cometer absurdos como tirar dos pedazos buenos de un lomo tan sólo porque
“así tiene que ser porque así lo hacía la abuela”.
“así tiene que ser porque así lo hacía la abuela”.
La abuela tenía su razón que era válida en su contexto, pero ni la madre ni la hija se lo cuestionaron hasta que llegó el marido a confrontarlas y a descubrir lo que había de fondo en su creencia.
¿Quién es verdaderamente responsable?
Cuando niños, los responsables son los adultos al imponerles las creencias como verdades absolutas y no dándoles la oportunidad de aprender desde su propia experiencia si algo es bueno o malo para ellos.
Pero como adultos, los responsables de cuestionar la realidad, cualquier realidad, es nuestra. Ya no podemos seguir diciendo:
“creo en eso porque así me lo dijeron desde que era niño”.
Ésa es una actitud muy cómoda y también muy irresponsable.
Pero como adultos, los responsables de cuestionar la realidad, cualquier realidad, es nuestra. Ya no podemos seguir diciendo:
“creo en eso porque así me lo dijeron desde que era niño”.
Ésa es una actitud muy cómoda y también muy irresponsable.
Sólo las personas que se atreven a cuestionar las creencias que heredaron de los mayores cuando eran niños (o en cualquier otro momento de la vida), está actuando de manera madura y responsable.
Si somos adultos y respetamos la capacidad de libre albedrío que nos da la vida, tenemos que ser responsables y aprendamos a cuestionar y a reflexionar sobre las cosas que aprendimos en el pasado de los otros.
Preguntar por ejemplo:
Preguntar por ejemplo:
¿Soy realmente tan tonto e incapaz como decía mi madre?
¿Es verdad que querer a alguien de mi mismo sexo es pecado?
¿Es realmente cierto que las mujeres no tienen derecho a defenderse y tienen que aceptar lo que los hombres digan?
¿Es real que tengo que ser fuerte todo el tiempo y no aceptar mi sensibilidad?
¿Es cierto que soy tan vulnerable e incapaz de valerme por mí mismo como decía mi abuelo?
¿De verdad tengo que aceptar todo lo que diga la iglesia o cualquier otra institución?
¿Quién dice que no puedo cuestionar lo que me dicen y comprobarlo por mí mismo?
¿Es real que las mujeres tienen que elegir entre ser madres y esposas o profesionistas exitosas?
¿Qué no pueden ser ambas cosas a la vez?
¿Qué no pueden ser ambas cosas a la vez?
¿Es real que los hombres no pueden ser sensibles, padres tiernos y amorosos, que siempre tienen que ser la parte fuerte, el sostén y que no se deben dejar apoyar por las mujeres?
Comprobar las cosas desde al propia experiencia
Aprendamos a poner las cosas a prueba desde nosotros mismos, aprendamos a dudar, a cuestionar, atrevámonos a comprobar las cosas por nosotros mismos por reales que nos parezcan y no olvidemos que, una creencia que es válida en un momento y lugar determinados, puede no ser tan cierta o efectiva en otros ni para otros.
No olvidemos que lo que es bueno para unos puede no ser tan bueno para otros.
No olvidemos que lo que es bueno para unos puede no ser tan bueno para otros.
Por otra parte, también necesitamos enseñar a los niños y a los jóvenes a que no porque tengamos más años y experiencia podemos asegurarles que lo que les decimos o es absolutamente verdad ni que es la única realidad.
Que deben aprender reflexionar y a experimentar por sí mismos para comprobar, desde su propia experiencia lo que a ellos les funciona.
Hacerlos conscientes de que no es bueno
“tragarse entera la manzana” pues se pueden asfixiar y no podrán digerirla y que, por lo contrario es mejor masticar bien las cosas, analizarlas, cuestionarlas y reflexionarlas, ponerlas a prueba para que lleguen ellos mismos a comprobar si en verdad es una idea que les puede ayudar o perjudicar, es decir, si es realmente bueno o malo para ellos.
Que deben aprender reflexionar y a experimentar por sí mismos para comprobar, desde su propia experiencia lo que a ellos les funciona.
Hacerlos conscientes de que no es bueno
“tragarse entera la manzana” pues se pueden asfixiar y no podrán digerirla y que, por lo contrario es mejor masticar bien las cosas, analizarlas, cuestionarlas y reflexionarlas, ponerlas a prueba para que lleguen ellos mismos a comprobar si en verdad es una idea que les puede ayudar o perjudicar, es decir, si es realmente bueno o malo para ellos.
Pero antes de eso, aprendamos a cuestionarnos como adultos, nuestras propias creencias. Aprendamos a no venderles a los demás la idea de que lo que es bueno para mí tiene que ser bueno y verdad para todo el mundo, porque eso no es así.
Lo único real es que existen tantas realidades como seres humanos y que cada uno tenemos nuestra peculiar manera de ver y de percibir la realidad y ésa, la nuestra, es la que más cuenta para nosotros, pero no necesariamente para los demás.
Respetemos y defendamos nuestros puntos de vista como válidos, pero sin considerarlas verdades absolutas y aceptando el derecho de los otros a respetar su manera de ver la realidad.
Y también, aceptemos que podemos cambiar nuestra forma de pensar, nuestras ideas, nuestras creencias y nuestros pensamientos en relación a las cosas tantas veces como lo consideremos necesario, dependiendo de cada circunstancia en particular pues no hay nada que sea para siempre ni que sea absolutamente verdad en todos los contextos. Siempre somos dueños de tan sólo una pequeña parte de la realidad, la que nos corresponde a nosotros, pero, debido a que la realidad es muy compleja y diversa, nunca la vemos de manera completa.
Y también, aceptemos que podemos cambiar nuestra forma de pensar, nuestras ideas, nuestras creencias y nuestros pensamientos en relación a las cosas tantas veces como lo consideremos necesario, dependiendo de cada circunstancia en particular pues no hay nada que sea para siempre ni que sea absolutamente verdad en todos los contextos. Siempre somos dueños de tan sólo una pequeña parte de la realidad, la que nos corresponde a nosotros, pero, debido a que la realidad es muy compleja y diversa, nunca la vemos de manera completa.
Si no sabemos masticar la manzana, empecemos a aprender a hacerlo ya, antes de que nos haga más daño.
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