domingo, 21 de diciembre de 2025

Algún Día Cumpliré 70 Años… Y Entonces Entenderé Todo

Algún día miraré mi camino y pensaré:
“Bueno… ya casi estoy llegando a la meta.”
¿Y después qué?
Mucho de lo que creí sólido resultará ser una ilusión.
Los hijos… tienen su propia vida.
La salud se escapa más rápido que el agua de un cubo con agujeros.
¿El Estado? Solo cifras en las noticias y promesas vacías.
La vejez no perdona.
Golpea donde más duele: en la esperanza.
Y de ese golpe saqué conclusiones.
Difíciles. Amargas.
Pero necesarias para sobrevivir con dignidad.
 Los hijos no salvan de la soledad.
Crecimos creyendo que sería así:
criamos a los hijos y la vejez será feliz.
Ellos estarán, Nos cuidarán
Suena hermoso.
Pero la realidad es otra.
Los hijos tienen trabajo, deudas, problemas, hijos propios.
Y tú esperas una llamada como si fuera una fiesta.
Semanas de silencio.
Y un día llega un mensaje corto:
“Hola, mamá. Todo bien.”
Miras la pantalla.
Te alegras de que esté vivo y sano.
Pero el vacío… no desaparece.
Aprendí algo simple y duro:
los hijos son alegría, no un seguro contra la soledad.
LA SALUD TAMPOCO ES ETERNA
Ya no quieres ir a lugares donde antes saltabas como un canguro.
Y entonces llega la conciencia:
la salud no es solo el cuerpo…
es tu capital principal.

PENSIÓN Y DINERO
Aquí no hacen falta explicaciones.
La pensión no es una vida.
Es una burla.
Durante años creí:
“El Estado no me abandonará.”
Te abandona sin dudarlo.
La pensión alcanza para un espacio pequeño y medicamentos.
Para todo lo demás… arréglatelas como puedas.
Depender del Estado es cavar tu propia tumba.

 CINCO REGLAS ESTRICTAS PARA VIVIR CON DIGNIDAD

El dinero es más seguro que los hijos.
Los hijos son amor, no un fondo de pensión.
Cuida tu patrimonio. Ahorra. Piensa en ti.
Aunque sea poco.
Eso es libertad.

La salud es tu trabajo principal.
Todo lo demás es secundario.
Camina, muévete, cuídate.
Menos azúcar, menos sal, más vida.
La salud lo es todo.

Aprende a disfrutar.
Esperar de otros es el camino directo a la frustración.
La felicidad se fabrica a diario:
una buena comida, un libro, música.
Disfrutar es una vacuna contra la desesperanza.

La vejez no es excusa para ser débil.
Quejarse aleja incluso a los que te aman.
La debilidad no genera compasión.
Genera cansancio.
La dignidad se respeta.

Suelta el pasado y vive ahora.
El “antes” ya no existe.
Solo existe el “ahora”.
Aferrarse al pasado es una trampa.

No espero que la vida vuelva a ser como en los 80 o 90.
Ya es otra.
Y mi tarea es vivir esta vida.
La vejez es un examen.
Nadie lo rendirá por ti.

O aceptas la realidad y construyes nuevas reglas…
o te sientas en el sofá, te quejas
y esperas a que alguien venga a salvarte.
La libertad y la fuerza siguen estando en tus manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario