viernes, 5 de diciembre de 2014

Carta de una Madre a Santa



Querido Santa:

Te escribo esta carta con un lápiz rojo que mi hijo dejó en la camioneta, en el reverso de un recibo, sentada al volante en la fila del colegio, y quien sabe cuándo volveré a tener un poco de tiempo libre en los próximos 10 años.
He sido una buena madre durante todo el año. He alimentado, llevado, traído y cuidado a mis hijos cada vez que lo han necesitado. He visitado con ellos al ortodoncista y la sala de urgencias muchas más veces de las que he visitado a mi ginecólogo. He forrado libros, vendido boletos, boteado para las misiones, recabado latas y periódico; he ido de madrugada a imprimir tareas al ciber porque se descompuso la impresora.
Pensaba que quizás, ya que no te he pedido nada en los últimos años, esta Navidad podrías traerme algunas cositas. 
Aquí tienes mis deseos:
Me gustarían una nueva cabeza que no doliera tanto y unos brazos delgados pero que fueran lo suficientemente fuertes como para apartar a mis hijos de malas compañías mientras hace una rabieta.
También quisiera una linda cabellera, ya que en algún lado perdí la mitad de la que tenía, por ahí del séptimo mes de embarazo.
También me gustaría tapicería de auto resistente al yogurth, un estéreo que sólo ponga música para adultos, una televisión que no transmita programas de animales que hablan, y un rinconcito secreto en mi closet donde poderme esconder para hablar por teléfono y revisar mis mensajes.
En el aspecto práctico, quisiera una muñeca que hable y diga, "Sí, Mamá" para ayudarme en mi autoestima como madre, junto con dos niños que no peleen, y tres jeans que se abrochen sin necesidad de tanta fuerza.
También me gustaría una grabación de monjes tibetanos cantando "Lávateeee los dientes" y "Levántenseeeee en éste momentoooo" ya que mi voz parece estar fuera del alcance auditivo de mis hijos y puede ser escuchada sólo por los vecinos.
Sería maravilloso si hicieras que mis hijos hicieran su tarea y recogieran su cuarto sin necesidad de que mi cara cambie tanto de color.
Si fuera tarde para encontrar todo esto, quisiera al menos el tiempo suficiente para cepillarme los dientes y peinarme en la misma mañana, o el lujo de sentarme y comer tranquila la comida caliente.
¿Sería demasiado pedir que pudiéramos llamar "verdura" a los tacos? 
Me ayudaría a tener la conciencia en paz con respecto a la alimentación de las niños.
Bueno Santa, el timbre de salida me indica que terminó mi tiempo y los otros papás quieren avanzar. Mi hijo querrá que le devuelva su lápiz. Que tengas buen viaje y recuerda limpiar tus botas antes de entrar; a esta bendita duela tono chocolate se le nota todo.
Puedes comerte las galletas que te dejamos en la mesa, pero cuidado con dejar migas.
Con cariño!!!

PD: ¡Ah!... otra cosa, puedes anular todos mis deseos con tal de que hagas que mis hijos crezcan felices, sanos y se conviertan en personas exitosas y de bien.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

10 pasos para sanar a nuestro Niño Interior herido

Nuestra niña o niño interior herido puede llegar a dominar nuestra vida por completo desde su vacío y dependencia emocional, su inseguridad,...